martes, 11 de junio de 2013

La estación de carga


Por Emilia Barbaro

La ciudad estaba movilizada, todos corrían para que nada quede librado al azar. Esa calurosa mañana, el corte de la cinta inaugural abriría paso a un viaje esperado. Y así fue, el 3 de febrero de 1884, después de semanas de preparativos, el intendente Argerich brindó un discurso que dio inicio al acto de inauguración de la estación ferroviaria en San Nicolás.
Todos pudieron presenciar este hecho que quedará en la historia de nuestra ciudad, gracias a una comisión integrada por vecinos que presentó, semana antes, una solicitud para que los comerciantes cierren sus locales desde las diez de la mañana de ese 3 de febrero hasta el día siguiente. Ellos fueron trasladados en un expreso que la empresa del ferrocarril prestó para que nadie se pierda ese momento histórico.
Pero eso no terminaba ahí, luego del acto los ciudadanos nicoleños estaban invitados al baile en el salón de la Municipalidad de San Nicolás. Allí los esperaba un banquete de carne con cuero, que dio de comer a unas 300 personas.
Los festejos duraron hasta altas horas de la madrugada, era una verdadera fiesta. De otra forma no se podía celebrar el inicio de la línea ferroviaria que conectaría a esta ciudad con las localidades vecinas. Transportaría cargas, no pasajeros, salvo en algunas ocasiones especiales como los peregrinajes a la ciudad de Luján.
Esta línea, varios años después de su inauguración, fue participe de la llegada del presidente Dr. Ramón S. Castillo a la celebración del 90º Aniversario del Acuerdo de San Nicolás.
Pasaron dos años desde la visita de Castillo, cuando Juan Domingo Perón, después de su llegada en barco a San Nicolás decidió volver hacia Buenos Aires en este tren, por lo que debieron acondicionarlo nuevamente para transportar pasajeros.
Fue una gran época la de la estación de carga, el edificio era imponente y arreglado casi perfectamente para deslumbrar a quien visitaba esta ciudad. Hasta que en 1960 comenzó la decadencia. La línea San Nicolás – Pergamino había sido clausurada, generando una baja en la actividad económica de la estación de cargas, que provocaría su fin. Hoy, en su lugar, manteniendo el mismo edificio, funciona una escuela, quedando la estación por siempre en el recuerdo.

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