martes, 11 de junio de 2013

Un amigo ingles

Por Celia Mesias

Son las 3:45 de la madrugada, José otra  vez, salta de la cama sudando frío,   asustado al vivenciar el sueño recurrente que lo atormenta cada tanto. No es para menos, al repetir las escenas de las batallas vividas en Malvinas, el frio le penetra  los huesos, un poco por el clima de la región, otro poco por el hambre, ya que la comida más sustanciosa la ingirió hace ya unos cuantos días.
 Recuerda la bronca y el rencor con el que convivía a su regreso a san Nicolas después de la guerra, por la derrota y por los amigos perdidos. Pensaba a veces si se encontraba con algunos de ellos tomar revancha, desquitarse tanto dolor.
En estos sueños, evoca la adrenalina que sentía cada vez que cumplía alguna misión. Su cuerpo y mente reviven ayudados por la noche, aquel episodio del 8 de junio de 1982, cuando  3 de sus camaradas perecieron al ser interceptado el avión en el que se encontraban por 2 aviones Sea Harrier. Uno de esos vehículos era piloteado por el oficial James Holme, dirigente de la flotilla y el otro protagonista de esta historia.

Nuestro personaje se casó con la mujer de su amigo y compañero de batalla, Luis, quien falleció heroicamente el 1 de mayo de 1982; la vida familiar para jose, fue su sostén y mitigo sus pesares gracias a ella.
En 1988 un periodista  lo entrevista sobre el combate donde José cayo con su avión. Allí se da cuenta que conoce a la otra parte,  de aquel momento, el oficial condecorado por su labor en combate James Holme. El escritor trata de persuadirlos para que se acerquen y puedan exponer sus diferentes puntos de vista; José se niega, rotundamente. Era inadmisible tener en frente al asesino de sus compatriotas; de igual modo se compromete, en esa oportunidad, a pensarlo.
 Luego de algunos días en los que conversa el tema con su abnegada compañera de vida, siente que sería terapéutico expiar sus fantasmas de una vez. Pronto se pone en contacto con el periodista y acepta su propuesta, concretan el encuentro con su antiguo enemigo inglés, aprovechando un viaje de trabajo cerca de donde se hallaba viviendo James Holmes, en Inglaterra.
Al principio se sienten muy incómodos los dos, pero con la ayuda del periodista, su amigo en común,  lograron  una reconciliadora charla donde comprenden que “los otros” también comprometieron sus vidas en el desempeño del deber y que estaban obligados a ello. Todo termino en una amena y respetuosa conversación de bar.
Para las festividades de fin de año, José recibió una tarjeta de felicitaciones de James Holmes en manifiesto signo de aproximación, la cual José responde con una llamada telefónica donde se acuerda un cercano.
Cuatro meses después, José viajo a Inglaterra con su esposa para encontrarse con James en su casa y entablaron una hermosa amistad a partir de ese momento.
Actualmente, cambian fotos familiares por Facebook, charlan de sus nietos y proyectos, además de encontrarse cada tanto para disfrutar de gratos momentos juntos.

A veces duros hechos de la vida que nos tocan atravesar, solo son períodos de transición que nos conducirán a cosas maravillosas en el futuro. Todo es aprendizaje, todo cambia, si tenemos paciencia y fe para llegar a la culminación de cada historia.  

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