Por Emilia Barbaro
“Hacía 46 años funcionaba el Cine “Palace Theatre”, yo tenía 17 y
nunca había entrado.
Recuerdo, fue un 3 de marzo del ’72, a las 10 de la
mañana. Ya estaba en el último año del Colegio Nacional. En medio de la clase
de Historia, me pasan una lista en la que se veía resaltado mi nombre, ¡si! al
día siguiente se estrenaría, como era costumbre en el edificio de calle De La Nación 178, “Boulevard du
Rhum” y a mi me tocaba trabajar en la boletería. Este trabajo lo hacíamos para
poder costear el tan anhelado viaje de egresados.
Para cumplir mi sueño necesitería una nota en la que conste el permiso de mis
padres, por eso tuve que esperar hasta la hora de cenar. Las charlas en la mesa eran siempre sobre lo que habíamos
hecho durante el día, así que aproveché a contarles sobre lo que sería mi primer y único
(por ese año) día de trabajo en el Cine “Palace Theatre”. Ellos aceptaron sin
ninguna objeción. Feliz por el permiso y la compañía de mi madre a mi primera
visita al gran cine, terminé mi cena y me fui a dormir, sin saber que a la
mañana siguiente me levantaría con una pésima noticia: “En la madrugada del 4 de
marzo un inminente incendio destruyó la sala”.
Eran las 9 de la mañana cuando escuché esa noticia en una radio
local (que no recuerdo cual era). Apenada y con lágrimas en los ojos busqué a
mi mamá en el patio de mi casa. Estaba en el fondo, colgando la ropa recién
lavada y con un perfume que todavía puedo recordar, me acerqué,
le dije que en la radio habían dicho que en altas horas de la noche el
elegante cine de la ciudad se había incendiado por completo y que los bomberos municipales junto con
otras dotaciones no daban a basto para combatir el fuego. Fue enseguida que mi
madre terminó con su actividad y me pidió que me cambiara. Salimos juntas para
ver que estaba pasando realmente.
Cuando ibamos llegando, notamos un humo negro y espeso que se esparcía por todo el
lugar. Llegamos a la puerta del cine y las lágrimas se hicieron incontenibles, era
un verdadero dolor ver como el lugar por donde habían pasado desde cientos de
películas, tanto extranjeras como nacionales, hasta la privilegiada y hermosa
voz de Carlos Gardel, estaba cayéndose a
pedazos por ese ardiente fuego.
Sólo
la fachada mantenía su refinada estructura, lo demás ardía entre las llamas que
se devoraban poco a poco cada espacio, cada objeto que formaba parte de la
imponente sala, las cortinas de pana roja se convertían en cenizas, las butacas
quedaban en el recuerdo, y así yo veía
caer la ilusión de formar parte de la historia del cine Palace.
A
diario paso por la cuadra de Nación al 100, por delante de los locales que hoy
ocupan el vacío que dejo una sala recordada
por muchos nicoleños y siento
correr en mi cuerpo un escalofrío que me recuerda cada momento de ese 4 de marzo
de 1972.”
Así, con notable
nostalgia, Julia me describió lo que había sucedido hace 41 años atrás. Sabe
que no todos lo vivieron de la misma manera que ella, no todos trabajarían por
primera vez en el elegante cine, pero ella sí.
Lo que yo necesitaba era información de lo ocurrido durante el
incendio, y Julia terminó describiéndome lo que ella había sentido, nunca pensé
que alguien que en ese momento era una adolescente pudiera vivir con tanto
sufrimiento la perdida de un edificio tan antiguo, y relatar conmovida el
desafortunado final del Cine “Palace
Theatre”.
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